google-site-verification=W4JiPUkp_G2kZZVS-o62liN40WEVgPWgCCloRv-xIdc la luz del monte

viernes, 10 de marzo de 2017

LOS MONTES HISTÓRICOS EN EL LIBRO DE LA MONTERÍA DE ALFONSO XI. 1 PARTE



En este artículo vamos a conocer una serie montes que cubren la mayor parte de Madrid y parte de las provincias de Guadalajara y Ávila. Montes que fueron descritos en El Libro de La Montería, de Alfonso XI, por su importancia forestal y por la fauna que en ellos habitaba en el siglo XIV. El oso y el jabalí fueron las especies más consideradas por los monteros de la época.

Vamos a hacer un recorrido, desde los montes que se encuentran en el valle alto del Río Jarama, hasta los que se localizan en el valle alto del Río Tiétar, pasando por los que lindan con la ciudad de Madrid...




"Val Vellido, y la Acebosa, y Peña Harpada es todo un monte; y es bueno de oso y de puerco en verano. Y son las bocerías la una desde la Calahorra, por cima de la cumbre, hasta Portiel de Lobos; y la otra desde el Artiñuero; y la otra desde el Artiñuero hasta Regajo Luengo; y la otra desde Rejago Luengo hasta el Collado de Hoyos Duros; y la otra por la Cuerda hasta la Garganta del Rocín, y desde la Garganta del Rocín hasta la Acebosa; Y la otra desde la Acebosa hasta el Collado de la Sarça hasta en par del pinarejo. Y son las armadas: la una en el Collado de la Hayuela; y la otra en la Nava de la Acebosa; y la otra en Hoyos Duros; y la otra en el Collado de la Fuente Fría; y la otra en el Collado de la Calahorra".

Todos estos montes están dentro del término municipal de El Cardoso, en Guadalajara.

En esta época eran vírgenes. Estaban poblados principalmente por hayas y robles albares, acompañados por las variadas especies forestales atlánticas del centro de la península. En ciertas zonas de las laderas altas de las montañas, había manchas de pinos silvestres.




Los montes actuales que cubren las laderas de estas montañas, están formados principalmente por robles melojos, acompañados por robles albares, hayas, mostajos, serbales de cazadores, acebos, cerezos silvestres... Su composición y forma ha cambiado mucho, debido a las talas para maderas, y cortas para leñas y carbón que han soportado en los últimos seis siglos. Objetivamente, el panorama actual de estos bosques se presenta positivo, pues las hayas y otras especies se están haciendo más abundantes y están ocupando las zonas que perdieron.

En la fotografía, vemos una mancha variada, formada por hayas, robles, sauces de montaña y brezos.




El gavilán, es una pequeña rapaz forestal típica de estos bosques atlánticos. Su presencia indica que los montes mantienen una calidad variada considerable, en los que abundan los pequeños y medianos pájaros insectívoros.

En la actualidad, los grandes mamíferos que habitan en estos montes son el jabalí y el corzo.




"La Dehesa del Colmenar, y el Arroyo de las Huelgas, y la Dehesa de La Hiruela es todo un monte; y es bueno de oso y de puerco en verano y en invierno, en tiempo de la bellota. Y son las bocerías una desde la Casa del Tello hasta el otero; y la otra desde el otero hasta el Collado de Veguela; y la otra del Collado de Veguela hasta el Collado de las Palomas; y la otra desde el Collado de las Palomas hasta el Salinero. Y es la armada al Collado de Domingo Serrano".
Estos montes están dentro del término municipal de Colmenar de la Sierra, en Guadalajara, y del término municipal de La Hiruela, en Madrid.

En el siglo XIV eran vírgenes. Estaban poblados principalmente por robles albares y melojos, acompañados por robles comunes, hayas, acebos y las variadas especies atlánticas del centro de la península.




Estos montes han corrido distintas suertes a lo largo de los últimos seis siglos. Unos han soportado cortas a matarrasa para leñas y para la fabricación de carbón vegetal, otros se han aclarado, debido la tala de sus grandes árboles para madera, y sus ramas para leñas y carbón...
Podemos ver machas con considerables ejemplares de robles albares y melojos, en los que se ve impresa la huella que les ha dejado el hacha durante varios siglos, o manchas que han rebrotado de cepa, en las que sus ejemplares son jóvenes robles de unos 30-40 años.
El panorama actual puede ser bastante positivo, si los aprovechamientos forestales se hacen con criterios de resalveo y de guía, pues varias especies forestales vuelven a ocupar ciertas zonas del valle. 

En la fotografía, vemos una mancha de robles acompañados por brezos.




Los pájaros carpinteros son importantes bioindicadores de la salud y la diversidad con la que cuentan los bosques. Cuantas más especies habitan en ellos, más naturales y más diversos son en especies forestales. El pico picapinos se hace muy común en los montes con una variedad forestal notable, indicándonos con su número la calidad ambiental de esos espacios forestales.

En la actualidad, los grandes mamíferos que habitan en estos montes son el jabalí y el corzo.




"Val Carcel, y el Ravinade, y la Sauca, y la umbría del Poyo es todo un monte, y es muy Real de oso en verano, y hay buenos puercos en todo tiempo. Y son las bozerías: la una desde la Calahorra, el cerro arriba, y por Cuesta Enfiesta hasta Portillo de Lobos, y donde por cima de los arcamentos hasta el Collado de Cerezo; y de Collado de Cerezo hasta Palomares, y dende al Colladillo de Val Carcel; y dende el Colladillo de Valcarcel hasta el Fermosiello, y dende hasta dijo de las Cebezuelas. Y que estén canes de renuevo en cima de Pie Mediano, y otros sobre el Pimpollar. Y son las armadas: la una en el Collado de Jarama; y otra al Vado del Cardoso; y la otra en el Catar de Pie Mediano".
Estos montes están dentro del término municipal de El Cardoso, en Guadalajara, y en el término municipal de Montejo de la Sierra, en Madrid.

En el siglo XIV eran vírgenes. Estaban poblados principalmente por hayas, robles albares y acebos, acompañados por robles comunes, melojos, serbales de cazadores, mostajos, cerezos silvestres...




La situación actual que tienen los montes que cubren la cabecera del Río Jarama, ha cambiado muy considerablemente en los últimos seis siglos, como consecuencia de las cortas de árboles y arbustos para maderas, leñas y carbón vegetal, y el mantenimiento de una ganadería muy numerosa. Se ha pasado de unos bosques poblados principalmente por hayas, robles albares y acebos, a unos bosques poblados principalmente por robles melojos, en los que son comunes las hayas, los robles albares, acebos, y otros árboles atlánticos.

En la fotografía, vemos una mancha de hayas adultas acompañadas por acebos.




El trepador azul es un habitante típico de los bosques atlánticos con unas condiciones ambientales considerables, en los que no faltan los grandes árboles.
Habita en ellos durante todo el año. Sus poblaciones son bajas, pero se hace notar entre los robles y las hayas.

En la actualidad, los grandes mamíferos que habitan en estos montes son el jabalí y el corzo.




"La Dehesa de Montejo y el Redondiello es buen monte de puerco en todo tiempo, y a veces hay oso. Y son las bocerías: desde el Redondiello hasta el Collado del Jarama. Y son las armadas: la una en los prados deyuso de Santa María de Nazerin; y la otra deyuso de la Posada de Pradana; y las otras en el camino que va de Santa María de Nacerín al Cardoso".
Esta dehesa está dentro del término municipal de Montejo de la Sierra, en Madrid.

Cuando llega el rey con los monteros a esta montaña, ya hay montes que se han talado o se están talando para pastos. Otros se han defendido para dehesas. Según nos cuenta la crónica, la Dehesa de Montejo de la Sierra ya estaba defendida y delimitada, no así el El Redondiello, que en los posteriores siglos se cortará para maderas y leñas, y se desmontará para pastos.
En esta época, posiblemente la dehesa era virgen. Estaba poblada principalmente por robles albares, melojos, comunes, hayas, acebos, y las variadas especies atlánticas del centro de la península.




En la actualidad, El Redondillo está deforestado. La dehesa se ha cortado varias veces, para maderas, leñas y carbón vegetal. Está poblada de robles melojos principalmente, robles albares, acebos, mostajos, fresnos, cerezos silvestres...

En la fotografía, vemos una mancha poblada principalmente por robles melojos y algunos cerezos silvestres.




El águila calzada es una rapaz muy forestal. Pasa el otoño y el invierno en África, y la primavera y el verano en los bosques europeos. En La Península Ibérica, es algo más abundante en los bosques atlánticos que en los mediterráneos, pues es una especializada cazadora en la captura de medianos pájaros, como los mirlos y los zorzales, palomas torcaces, arrendajos...

En la actualidad, los grandes mamíferos que habitan en estos montes son el jabalí y el corzo.




"La Pared de Pradana es muy real monte de oso en tiempo de verano, y de puerco en todo tiempo. Y son las bozerías: la una desde Peña Parda, que esta sobre Verçosa, hasta la Peña del Aguila, y desde la Peña del Aguila hasta la Peña del Mostajo, y desde la Peña del Mostajo hasta el Collado de la Mujer Muerta hasta el Collado del Salinero, y desde el Collado del Salinero hasta el Collado de la Hiruela, y desde el Collado de la Hiruela hasta sobre Gargantilla Fonda. Y son las armadas: la una a Santa María; y la otra a San Benito; y la otra entre Santa María y San Benito; y la otra sobre el Arroyo de Montero; y la otra en la Dehesa de la Serrada. Y en este monte nos acaeció un martes de matar dos osos de los buenos que nunca vimos ayuntados hasta este día; y es monte de los más puercos que nos sabemos, y más bravos".
Estos montes están dentro del término municipal de Prádena del Rincón, en Madrid.

Según cuenta la crónica, en aquella época la ladera de esta sierra estaba virgen. Las zonas altas, muy probablemente estaban pobladas por pinos albares y, la ladera estaba cubierta principalmente por robles melojos, albares y comunes, por hayas, pinos resineros, quejigos, encinas, arces de montpellier, fresnos, y las variadas especies atlánticas que acompañan a estos montes del Sistema Central.




En la actualidad, las zonas altas de la sierra están repobladas por pinos silvestres y otros. Las laderas están cubiertas por considerables manchas de robles melojos, retoñadas de cepa, con algún ejemplar de albar y otras especies atlánticas. Las encinas y los pinos resineros apenas existen, y los fresnos se mantienen formando setos entre los pastizales. Cinco siglos de explotación, transformando los montes en maderas, leñas, carbón y pastos para la ganadería, tiene sus consecuencias. Pero a pesar de todo, el futuro, a largo plazo, abre las puertas a lo positivo, si los trabajos forestales se siguen realizando con el mismo criterio con el que se iniciaron hace treinta años.

En la fotografía, vemos la ladera de la montaña cubierta por una pedrera y por un pinar mixto de repoblación.




El arrendajo común es el córvido más habitual que vamos a encontrar en estos bosques atlánticos de las montañas del Sistema Central. Es un pájaro forestal que no sale del bosque. Con su presencia y abundancia, nos cuenta como es la calidad de esas masa forestales donde habita.

En la actualidad, los grandes mamíferos que habitan en estos montes son el jabalí y el corzo.




"La Garganta de Horcajuelo es buen monte de oso en verano. Y son las bozerías: desde el Coladillo Verde hasta las Navazuelas del Cerro, y hasta el Gamonoso, y desde el Gamonoso, el cerro arriba, hasta el collado de la Mediana; y desde el Collado de la Mediana hasta los Cohorcos, y dende hasta Ragajo de la Quesera, y el Regajo de la Quesera, hasta la cabeza del Fermosillo, y de la Cabeza del Fermosillo hasta diuso de las cabezas. Y son las armadas: la una en el Collado de la Mediana, y la otra en la Veçeda".
Estos montes están dentro del término municipal de Horcajuelo de la Sierra, en Madrid.

En aquella época, la zona alta de este valle estaba poblada por un robledal virgen de varias especies de robles, acebos y muy posiblemente algunas pequeñas manchas de hayas, acompañadas por diversos árboles y arbustos atlánticos. Las zonas más altas de las montañas, seguramente estaban pobladas por pinos silvestres.




En la actualidad, los robledales que podemos contemplar están muy alterados, pues se han cortado varias veces para maderas, leñas y carbón vegetal. Son manchas en las que no hay ejemplares centenarios, donde la especie que predomina en un 95% es el roble melojo. Los pinares que podemos contemplar en las zonas altas, se repoblaron hace unas décadas.

En la fotografía, vemos una mancha de robles melojos retoñada de cepa.




Por estos montes se localizan los tres alcaudones ibéricos. El alcaudón dorsirrojo, el real y el de la fotografía, el común. El dorsirrojo y el común pasan el otoño y el invierno en África; el real pasa estas estaciones en latitudes más cálidas de la península.

En la actualidad, los grandes mamíferos que habitan en estos montes son el jabalí y el corzo.




"La Foz de Cervera y el Quejigoso, es todo un monte, y es bueno de oso y de puerco en invierno. Y son las bozerías: la una por allende del río cante a la hoz, que non pase al Almoion, desde Val de Ferreros hasta el Arroyo de la Osilla, y dende hasta el Pie Enzinoso, que non pase el venado contra Rio Fridiello; y la otra desde Navarejos hasta la Paradiella; y la otra desde la Guijosa hasta el collado de Val de la Forma, que no pase contra Val de la Froma ni contra la Cabeza del Puerto. Y son las armadas: la una a par de Santa María del Enzinar, y otras dos en la loma que está en el monte asomante al Latazar. Y que estén renuevos por aquende del río, por que fagan las armadas".
Estos montes se localizan en los términos municipales de El Atazar, Patones y Cervera de Buitrago, en Madrid.

En el siglo XIV estos montes eran vírgenes. Estaban cubiertos por quejigos, encinas, enebros, pinos resineros y robles melojos en las umbrías de la sierra; acompañados por arces de montpellier, madroños, cornicabras, sanguinos...




En la actualidad, la zona alta que cita el Libro de La Montería, está en su mayor parte bajo las aguas del embalse de El Atazar. Construido a principios de los años setenta del pasado siglo, para abastecer de agua a Madrid. Algunas laderas altas del valle, están pobladas por pinos de diversas especies, otras, están pobladas por jarales de jara pringosa y estepa.




La calidad de los ríos y arroyos la indica las variadas especies de peces, crustáceos, moluscos e insectos acuáticos que los habitan, y las aves y mamíferos que se alimentan de ellos. La garza real es un importante bioindicador de los cursos fluviales, pues indica con su presencia que en esas aguas hay vida...

En la actualidad, los grandes mamíferos que habitan en estos montes son el jabalí, el ciervo y el corzo.




"La Dehesa de Maia Frades y Pie Verçoso, que son cabo de Somo Sierra, es buen monte de puerco en todo tiempo. Y es la bozería entre este monte y Halega. Y son las armadas en el camino que viene de Somo Sierra a Robre Gordo".
Esta dehesa está dentro del término municipal de Robregordo, en Madrid.

En esta época, la dehesa y Pie Verçoso ya estaban deslindados. Se localizan en un puerto de montaña, por el que pasa la Cañada Real Segoviana, al que acudían a agostar miles de cabezas de ovejas.
Estos montes estaban poblados principalmente por robles albares, comunes, acebos, abedules, avellanos, mostajos, serbales de cazadores y cerezos silvestres, principalmente; acompañados por tejos y hayas.




La dehesa que podemos ver en nuestros días, apenas tiene 114 hectáreas. Está poblada principalmente por acebos, robles albares, abedules, cerezos silvestres, mostajos, avellanos... Fruto de la recuperación natural que ha tenido en los últimos cuarenta años.




El mirlo común es un habitante típico de los bosques atlánticos. Los bosques que reúnen la mayor parte de sus elementos naturales, cuentan con una población de mirlos comunes muy considerable, pues en ellos encuentra alimento durante todo el año, incluso en los periodos en los que en suelo está cubierto de nieve, y los pocos ejemplares que se han quedado en el bosque, se alimentan con las bayas de los acebos, serbales y algunas lombrices y gusanos que encuentran en las fuentes que no se hielan.

En la actualidad, los grandes mamíferos que habitan en estos montes son el jabalí y el corzo.




"Cigoñuela y la Dehesa de Braojos es buen monte de oso en verano, y a veces en invierno. Y son las bocerías desde la Dehesa Nueva hasta el puerto de Arcones, y por al Pie Dueña hasta asomante Halega, y dende al Collado del Almohalla. Et son las armas: la una a los Queñones de Brahojos, y la otra a la Cogoñuela".
Estos montes están dentro del término municipal de Braojos, en Madrid.

En esta época, seguramente los montes estaban vírgenes, poblados por robles de las tres especies, común, albar y melojo; acompañados por las variadas especies atlánticas que se dan en el Sistema Central. Las zonas altas de las laderas de las montañas, estaban pobladas por pinos silvestres.




En la actualidad, el ambiente forestal ha cambiado muy considerablemente. Las talas para maderas, leñas, la elaboración de carbón vegetal, la ganadería histórica y las repoblaciones forestales, han transformado los bosques vírgenes en pastizales, robledales "jóvenes" nacidos de cepa, y en pinares silvestres que se repoblaron hace un siglo, pues los naturales ya habían desaparecido.

En la fotografía, vemos una zona poblada por cerezos silvestres y robles, dentro de La Dehesa de Braojos.




El colirrojo real es otro de los pájaros forestales misteriosos, que viene en primavera hasta estos bosques para criar. Durante su estancia, tiene unos hábitos de vida muy reservados, que le hacen pasar desapercibido entre los árboles y arbustos. Mediado el mes de agosto, cuando inicia la emigración hacia África, sale de entre las ramas del bosque y se hace más notorio.
Es un importante bioindicador de la calidad de los bosques, pues generalmente sólo cría en los bosques maduros bien conservados, donde no faltan los viejos árboles con agujeros naturales.

En la actualidad, los grandes mamíferos que habitan en estos montes son el jabalí y el corzo.




"El Bodón y la Ladera, que es en derecho de Pinilla y de Alameda, es todo un monte, y es bueno de puerco; y a veces hay oso. Y son las bozerías: la una por encima de la cumbre, que es entre esta ladera y el Çarçoso, hasta la cima del Bodón, que no pase al Çarçoso; y la otra por el camino de la Morcuera, que va de Santana a las Porquerizas, que no pase al Aguilón. Y son las armadas: las unas en par de Santana, y las otras en derecho de Pinilla".
Estos montes están localizados en los términos municipales de Pinilla del Valle, Alameda del Valle y Rascafría, en Madrid.

En esta época, posiblemente las zonas bajas de la ladera de la montaña ya estaban alteradas por los usos. Las zonas medias y altas, mantienen todavía los principales valores ecológicos de un bosque virgen. Las especies forestales principales son el roble melojo, el fresno, el arce de montpellier, acompañados por robles albares y comunes, cerezos silvestres, mostajos, acebos, tejos, pinos silvestres, sabinas albares, endrinos, enebros comunes...




En la actualidad, las manchas de robles que cubren las laderas de estas montañas están muy alteradas, como consecuencia de las cortas a matarrasa que se han hecho en los últimos cuatro siglos, para la fabricación de carbón vegetal o leñas. Son "bosques" que se han regenerado de cepa, poblados principalmente por robles melojos, en los que no faltan ejemplares de arce de montpellier, roble albar y común, cerezos silvestres, mostajos, acebos, abedules, endrinos...




El azor, es una de las rapaces forestales y difíciles de ver en los bosques donde habita. En La Península Ibérica habita en todos los ecosistemas forestales, teniendo mayor predilección por los bosques atlánticos y mediterráneos. En los pinares de alta montaña son escasos, y en los montes muy alterados y explotados por el hombre, apenas existe. En las diferentes manchas de robles que cubren el Valle Alto del Río Lozoya, la presencia del azor marca su calidad forestal y ambiental.
En la fotografía, vemos a un azor joven del año integrado en el suelo del bosque, alimentándose con una presa que ha capturado.

En la actualidad, los grandes mamíferos que habitan en estos montes son el jabalí y el corzo.




"El Aguilón, y el Pinar de Rascafría, y los Pinganillos, y la Guadarramillas, y el Arroyo del Ferrero, y la ladera deyuso de Peña Lara, es buen monte de oso en verano; y hay siempre buenos puercos. Y son las bozerías: la una que va del camino de Santana a las Proquerizas, tenjendo los rostros contra el Aguilón, y por cima de donde nace el Arroyo del Aguilón; y por cima de donde nace el Arroyo del Ferrero, por cima del pinar, hasta el collado que dicen de Lozoya, que no pase a Valsaín; y del Collado de Lozoya hasta Peña Lara, y desde Peña Lara, por cima de la cumbre, hasta el Puerto del Reventón, que no pase a la Sauca. Y que este un renuevo sobre las Guadarramillas; y otro sobre el Arroyo del Ferrero; y otro en los Pinganillos; y otro en Cabeza Mediana. Y son las armadas: una en Naval Pino, y la otra en Naval Cabeza".
Todos estos montes están dentro del término municipal de Rascafría, en Madrid.

La manchas de pinos, en su mayor parte, están vírgenes. En esta época ya se están sacando pinos en algunas zonas. En el río y en los arroyos, no faltan los bosquetes de abedules, acompañados por sauces de montaña y álamos temblones. En ciertas zonas, más frescas y húmedas, de suelos profundos, habitan pequeños bosquetes de hayas. En las laderas orientadas al sur, no faltan los robles albares y los serbales de cazadores, y por todo el pinar se dan espesas manchas de acebos y pequeños bosquetes de grandes y milenarios tejos.




Las extensas manchas de pinos silvestres que cubren las laderas en la actualidad, aunque están gestionadas y se sacan anualmente muchos pinos del monte, siguen manteniendo un alto valor ecológico, debido a su acertada gestión y a las leyes forestales que protegen a los abedules, robles albares, tejos, acebos, serbales de cazadores... que habitan entre los pinos.

En la fotografía, vemos la cabecera alta del Río Lozoya cubierta de pinos silvestres, algunos abedules y poco más, debido a la altitud.




El águila imperial ibérica es una de las grandes que vuela los cielos forestales de La Península Ibérica. Debido a la persecución que ha sufrido durante los dos últimos siglos, algunas parejas lograron sobrevivir en los bosques menos alterados y difíciles de transitar del Sistema Central. Estas parejas llevan viviendo en estos pinares silvestres, desde las últimas glaciaciones. Están adaptadas al clima y a los cambios bruscos que se producen en las altas montañas. Saben en que solanas deben de hacer los nidos, para que el sol las caliente en las primeras horas de la mañana, y las ventiscas tardías no las hagan daño...

En la actualidad, los grandes mamíferos que habitan en estos montes son el jabalí, el corzo y la cabra montés.




"El Sarcoso es buen monte de oso en verano y de puerco en todo tiempo. Y es la bozería desde la Cebeza del Ero, por encima del Cerro de Nava Sierra, hasta encima de Val de Canencia por el camino que va del pinar de Bustar Viejo, hasta el collado de Val Fermoso por el camino hasta Canencia. Y es la armada a las Haleguillas".
Estos montes pertenecen al término municipal de Bustarviejo, en Madrid.

En esta época, seguramente los montes estaban vírgenes. Los robledales que ocupaban las partes bajas y medias de la ladera, posiblemente estaban formados por robles albares y melojos, acompañados por abedules, tejos, acebos, y las variadas especies atlánticas que se dan en el Sistema Central. En la parte más alta, todavía existía una mancha importante de pino silvestres, donde no faltarían los abedules, los tejos y los acebos.




La situación actual de los montes, ha cambiado sustancialmente en los últimos cinco siglos. Los pinares silvestres llegaron a desaparecer por la demanda de madera, y los robledales se han sobreexplotado por las industrias de maderas, leñas y carbón vegetal. En la actualidad, las manchas de pinos silvestres que vemos, son repobladas. Los robledales se han regenerado de cepa en su mayoría, con una edad de unos cuarenta años. La especie que predomina es el roble melojo, acompañada por escasos abedules y otras especies.

En la fotografía, vemos el límite del robledal con el pinar silvestre repoblado.




Las ardillas rojas habitan en los bosques maduros, donde sus árboles y arbustos proporcionan frutos anualmente. En las manchas forestales muy alteradas por el hombre, donde los árboles apenas dan frutos y los arbustos nobles no existen, las ardillas no habitan. Estos roedores arborícolas son muy importantes en los montes, pues durante el otoño entierran muchos frutos. Algunos se convierten en pequeños árboles en la primavera siguiente.

En la actualidad, los grandes mamíferos que habitan en estos montes son el jabalí y el corzo.

lunes, 20 de febrero de 2017

LA EDUCACIÓN AMBIENTAL. 2 PARTE



Según nos dice la constitución, o las nuevas leyes, cada generación tiene el deber de conservar, gestionar y potenciar el patrimonio natural, cultural y económico que nos han dejado.

En la fotografía, vemos un nido histórico de águila real ubicado en un cortado rocoso. La hembra, con más de quince años de vida, aporta todos los días una rama fresca al nido.




Hay ciertas formas de gestionar los montes, que en el pasado tuvieron sentido y tuvieron su ventaja económica, pues no había otros medios y el clima lo hacía posible.

El desmoche anual de los fresnos, para dar de comer al ganado con sus hojas, o cada ciertos años, para hacer leña con sus ramas, tuvieron su justificación en el pasado. Hoy, el ganado se alimenta con piensos y forraje, cuando las situaciones lo requieren, y las casas se calientan generalmente con otros combustibles o con electricidad.

No es concebible que se siga manteniendo este tipo de gestión, cuando economicamente no aporta beneficio para la ganadería, y apenas para el uso del ciudadano, como combustible.

Hay que dejar a los árboles que vayan recobrando su estado natural, que siempre se les podrá cortar alguna rama para hacer leña. Y hay que tener en cuenta, la importante inversión que se está haciendo en muchas zonas para su repoblación, después del daño que se ha hecho con las cortas.

En la fotografía, vemos a un fresno con más de doscientos años de vida, que en nada se parece a un árbol que habita en un espacio natural. Con su aspecto, nos cuenta como es la huella que deja el hombre, cuando sobreexplota la naturaleza. No confundamos nunca sobreexplotación con gestión y utilización racional de un recurso. A este árbol se le puede coger leña, si ese fuera el interés económico, pero sin dejarle en este lamentable estado.




Este es el triste final al que llegan la mayoría de los fresnos, después de las cortas que les han hecho durante más de un siglo.




Este tipo de señales que vemos en los troncos de los árboles, donde se aprecia una numeración, deja mucho que desear sobre la forman que tienen de proceder profesionalmente, los técnicos forestales que las realizan. Poco respeto, o ninguno, demuestran sobre los árboles del monte y su entorno, cuando lo hace de esta manera para contarlos. Estas señales, con distinta numeración, quedarán marcadas sobre los troncos de los fresno de la dehesa durante años. Desde el punto de vista serio, a este tipo de acciones poco técnicas y profesionales, sólo se les pueden calificar de dañinas y de chapuza.

En la fotografía, vemos a unos fresnos marcados y numerados, localizados en una dehesa de La Sierra de Guadarrama.




El patrimonio arquitectónico, abandonado por circunstancias históricas, llega a crear un hábitat ideal para numerosas especies de la flora y de la fauna, algunas protegidas por la ley. En estos edificios podemos encontrar colonias de cigüeñas blancas, de cernícalos primilla, de grajillas, de chovas piquirrojas, de gorriones comunes, de estorninos negros, de vencejos, de golondrinas, parejas  de halcones , cernícalos comunes, roqueros solitarios, colirrojos tizones, lagartijas, lagartos ocelados... Una lista muy variada en cuanto a especies, y abundante en cuanto al número de individuos. En la actualidad, afortunadamente, se tienen muy en cuenta a las especies que habitan en estos edificios en ruinas, si se presenta un proyecto de rehabilitación.

En la fotografía, vemos los restos de una iglesia que sufrió los desastres de la guerra civil. En sus muros altos se asienta una colonia de cigüeñas blancas, formada por 11 parejas...




El otro patrimonio arquitectónico que está desapareciendo día tras día en España, es el privado. El de los pueblos y pequeñas ciudades históricas. Un patrimonio muy rico y muy diverso, que se ha adaptado y ha evolucionado de forma diferente en cada región, en cada zona de España.

En la fotografía, vemos una casa histórica en ruinas de un pueblo de montaña, localizado en la Comunidad de Madrid. En su interior, en primer plano, vemos como eran los hornos, donde se cocía el pan a diario y donde se asaba o se guisaba.




Otro patrimonio que está desapareciendo o a punto de hacerlo, es la trashumancia de los rebaño de ovejas y de vacas, que se trasladan por las vías pecuarias que atraviesan España de norte a sur. Un patrimonio que cuenta con unos 125.000 kilómetros de longitud, en sus cañadas, cordeles, veredas, coladas, descansaderos y abrevaderos, que suman más de 425.000 hectáreas públicas, que en muchos puntos de nuestra geografía han sido y están siendo usurpadas.

En la fotografía, vemos a un rebaño llevado por la Asociación Amigos de la Mesta, pasando por la Cuesta de la Vega, junto a la Catedral de La Almudena, en Madrid. Cerrando el rebaño va su fundador, Jesús Garzón.




Las exposiciones fotográficas, proyecciones, conferencias, tertulias... Son una forma muy amena e interesante de mostrar, de conocer y de hablar, del medio natural en el que vivimos.

En la fotografía, vemos una exposición fotográfica en gran formato, que se presentó en un centro cívico de Madrid en 2014, con el título, Los Bosques Naturales de Madrid.




La educación ambiental empieza en las zonas verdes próximas a nuestras casas, en los parques públicos. En ellos existen, donde los hay, carteles explícitos que muestran a la fauna y la flora que podemos ver en ese espacio verde...

En la fotografía, vemos un cartel informativo, localizado en El Parque del Oeste de Madrid.




La educación ambiental que recibimos en los lugares donde vivimos o visitamos con frecuencia, generalmente es una educación social. De lo que es bueno y es malo para nosotros, de lo que está bien o está mal. Y punto. Dos conceptos muy asentados en nuestra cultura nacional, que tienen que cambiar y ampliarse.

El mirlo común, forma parte de la fauna que vive con nosotros durante todo el año. Un pájaro muy agradable, que alegra las mañanas y las tardes de primavera con su canto, al que se le respeta en los espacios públicos.




El escorpión o alacrán, es el otro lado de la educación popular. Generalmente, si una persona neófita levanta una piedra y hay un ejemplar debajo, sus minutos están contados. Este punto de vista o esta educación popular negativa, debe de cambiar. A los escorpiones y a las víboras, que son animales que consumen muchos insectos y roedores, se les mata por peligrosos. A otros, como los sapos comunes, se les mata por feos. Si vamos por el campo y nos cruzamos con ellos, sólo tenemos que apartarnos. Así de simple.




Este detalle que vemos en la fotografía, la tala salvaje del brazo de 93 cnts de perímetro de un quejigo, son las consecuencias de la nefasta gestión, de la avaricia, que ha asolado y sigue asolando los montes mediterráneos ibéricos. Cómo es posible que se corten estos brazos, estas ramas tan grandes y gruesa, cuando la ley no lo permite; pues sólo permite, como así lo establece, la corta de ramas con un grosor máximo de 12 cnts de diámetro, equivalente a 39 cnts de perímetro.

Qué le ocurre a la encina, alcornoque o roble centenario, cuando le cortan ramas con perímetros superiores a los que establece la ley y la normativa técnica? Que los árboles se deshidratan en verano por esas grandes heridas, que en un 99% de las veces, el árbol no va a cerrar. Por esta vía abierta, van a entrar hongos, enfermedades, insectos, y el árbol se va a empezar a pudrir por dentro. En consecuencia, con estos actos dañinos se va a conseguir que esa encina, alcornoque, quejigo, roble, termine muriendo en pocos años o décadas, y nunca llegue a cumplir su ciclo vital, de novecientos o más de mil años.




Después de 200 o 400 años de agresiones (que no gestiones para mantener y seguir produciendo) están muriendo en nuestros montes y dehesas miles de quejigos, alcornoques y encinas, como la que vemos en la fotografía, de unos 500 años de edad. La última corta que la dieron los gestores, no la aguantó y murió.




Pero, en el mundo natural siempre hay un después... Estos árboles que han muerto por la lamentable gestión, tiene agujeros naturales y grietas, en los que habitan y crían pájaros, reptiles, roedores y murciélagos. Por otra parte, su madera se convierte en el hábitat de muchos insectos, que dan de comer a ciertas especies que no habitarían en el monte si no estuvieran. Son un punto de referencia, donde se posan y desde donde cazan las aves rapaces diurnas y nocturna. Y aunque estén muertos, sus cuerpos forman parte natural del paisaje del monte.

En la fotografía, vemos a un herrerillo común a la entrada de su nido, localizado en el interior de un agujero natural de una encina centenaria muerta.




El último eslabón de la desastrosa gestión que empezó hace unos siglos, termina lamentablemente cuando los gestores de la administración, autorizan la corta de esos árboles centenarios muertos. Volviendo a incumplir la normativa y la ley.




Si nos fijamos en este auténtico y natural cartel, poblado de líquenes, veremos que pone, PROHIBIDO ACAMPAR. Está colocado en una dehesa pública de La Sierra de Guadarrama, donde fue muy habitual la acampada durante los años sesenta y setenta del pasado siglo. Debido a los impactos negativos que la acampada iba creando en la dehesa, con buen criterio se prohibió. A los pocos años se prohibió en todo el territorio nacional.

La falta de conocimientos para desarrollar un comportamiento ético y favorable en el medio ambiente, induce al ciudadano a no comportarse como debe. La administración debe y tiene la obligación de proporcionarle ese conocimiento a través de la información. No se deben poner puertas al monte, para que el ciudadano salga a conocerle y a disfrutar de él.




Con la escalada deportiva está ocurriendo algo parecido. Pero, aquí hay especies que se están viendo muy perjudicadas, incluso exterminadas de los territorios, por la realización de este deporte en espacios y cortados donde habitan. Especies como el águila real, águila perdicera y alimoche, han desaparecido hace años de muchas zonas, por la mala gestión que ha tenido la administración con los deportistas, al no informarles que en esos lugares, en esos cortados, están habitando y criando especies  muy escasas, que están en peligro de extinción y están desapareciendo. La falta de regularización de los deportes que se realizan en el medio natural, está produciendo impactos muy negativos. Difíciles de arreglar a corto plazo, una vez hecho el daño.

En la fotografía, vemos a un deportista escalando por una pared de caliza. Guadalajara.




Muchas ciudades, como Vitoria, Zaragoza, Valladolid, La Coruña, León, Valencia, Barcelona, Sevilla... tienen el privilegio de tener pequeños "grandes" ecosistemas, dentro de ellas o en su periferia. Ríos, grandes parques o espacios naturales, en los que habita a lo largo de todo el año una fauna variada e interesante.

La mayoría de los ciudadanos que viven en estas ciudades, o fuera de ellas, ignoran que muy cerca de ellos habitan especies muy interesantes y escasas (águilas imperiales, ciervos, gamos...)

En la fotografía, vemos a una garza real pescando en el Río Manzanares, cerca del Puente de Segovia. Madrid.




Los residuos que se producen en las pequeñas obras que se hacen en una casa privada, la mayoría de las veces acaban en el medio natural de todos. La huella que dejan es muy grande y muy desagradable...

Es incomprensible que habiendo en todas las ciudades y pueblos, puntos donde se pueden dejar estos residuos, existan todavía "personas" tan ignorantes que hagan tanto daño.




Aquel lorito que se compró en su día, por sus agradables colores y formas; el bonito y alegre cachorro de mapache; o la pequeña tortuga de florida, han acabado invadiendo el medio natural de nuestros pueblos y ciudades, y muchos espacios naturales, desplazando y poniendo en serio peligro a las especies autóctonas y al medio.

Afortunadamente, ya se han puesto los medios para controlar a estas especies, para que su número no aumente o para su eliminación.

En la fotografía, vemos a una cotorra verde localizada en La Casa de Campo. Madrid.




Las palomas que viven en las ciudades, ya no salen al campo para alimentarse, pues se alimentan de los desperdicios y del alimento que les proporcionan muchos ciudadanos. Si nos fijamos en su aspecto, apenas tienen brillo en sus plumas, les faltan dedos, son muy pequeñas y generalmente están enfermizas. Debido a su elevado número están produciendo muchos problemas, por la suciedad y contaminación que producen sus excrementos...

En la fotografía, vemos a una paloma bravía doméstica alimentándose con un trocito de pan, en un parterre de la ciudad de Madrid.




La compra de mascotas, perritos y gatitos, termina la mayoría de las veces en la naturaleza. El perro, debido a su talla y a su comportamiento, o termina atropellado en una carretera, o muerto en un coto de caza, o capturado. El gato, debido a su talla y comportamiento, también muere en las carreteras, los cotos o llega a ser capturado, pero son muchísimos los que sobreviven en el monte. Estos gatos, lo único que van a aportar al medio natural, son daños a la fauna, poniendo en peligro a algunas especies, y la extinción natural de los gatos monteses puros, al cruzarse con ellos.

En la fotografía, vemos a un gato doméstico abandonado en el monte. Localizado en una dehesa de Colmenar Viejo. Madrid.




La cultura tradicional en el medio ambiente, a través de los libros, las revistas, la fotografía, la televisión y la radio, desde siempre ha tenido un impacto y una aceptación muy positiva en los ciudadanos. Como dato importante, podemos decir que durante la década de los ochenta, la revista Natura batió records de ventas nacionales. A la revista Quercus tampoco se la dio mal, y todas las pequeñas y grades publicaciones que se hicieron de espacios naturales, flora, fauna y mapas de espacios naturales, se vendieron hasta agotar ediciones enteras. En los últimos años se han presentado importantes documentales, libros, fotografías, programas de radio y televisión... Donde el ciudadano puede abrir esa ventana, y ver el medio natural donde vive.

En la fotografía, vemos una muestra de aquellos pequeños-grandes Cuadernos de Campo, que Félix presentó en su día... Que deberían volver a reeditarse. Y ese maravilloso y ameno libro que realizó y editó el fotógrafo de naturaleza, Jose Luís Rodríguez, sobre el Parque Natural de Monfragüe, hoy Parque Nacional.




Hoy, la cultura se ha abierto en todos los sentidos. Se puede difundir en todo el mundo y para todo el mundo, a través de las redes sociales. El blog, la página web, google, youtube, facebook... dejan las puertas abiertas a la divulgación, la comunicación y el conocimiento, de una forma muy amena, cercana y normal. Aquí todo el mundo puede comunicarse.

En la fotografía, vemos el inicio de un vídeo publicado en youtube, a través de el portal o la dirección La Luz del Monte.




Las motos todo terreno y las bicicletas de montaña, están causando daños muy graves en muchos espacios naturales, al circular por vías verdes prohibidas para vehículos no autorizados o fuera de los caminos, creando infinidad de pequeños caminos y veredas. La huella que dejan en el territorio, tarda años en borrarse.

Al meterse por zonas donde habitan y están criando especies protegidas y en peligro de extinción, estas actividades ilegales y no consentidas por la administración, son las causantes de la pérdida de muchos nidos de cigüeña negra, águila imperial ibérica, buitres negros y leonados, azores, ratoneros, milanos reales, búhos reales...

Es incomprensible que se sigan consintiendo este tipo de daños al medio ambiente público, viendo como están de degradas muchas zonas de La Casa de Campo, las zonas públicas de el Monte de El Pardo, La Dehesa de San Sebastián de los Reyes... En Madrid, y en otros muchos lugares del territorio nacional.

Antes de practicar un deporte, hay que informarse primero por donde se puede realizar, por donde se puede pasar y la forma de comportarnos, para no hacer daño al medio físico y a las especies vegetales y animales que habitan en esas zonas. Debemos de ser siempre conscientes, de que el medio natural que nos rodea, sea público o privado, a todos nos beneficia lo que reporta.

En la fotografía, vemos el desagradable y grave impacto que producen en el monte, las numerosas personas que pasan con sus bicicletas de montaña por estas zonas. Cuartel de Valpalomero. Monte de El Pardo. Madrid.




Debido a la gravedad del problema, en muchos espacios naturales protegidos se están poniendo los medios, a través de señales, carteles informativos y vallas, para que este descontrolado problema deje de serlo en un periodo corto de tiempo.

En la fotografía, vemos un cartel, una señal de tráfico y una valla, que informan, prohíbe y corta el paso a los ciclista que han abierto ilegalmente con sus bicicletas una vereda, paralela al camino que pasa por la vía pecuaria, localizada en el Parque Regional de La Cuenca Alta del Río Manzanares. Madrid.




"El coche devora la ciudad" Así decía una frase muy célebre en los años 80. Con su tráfico, ruidos, gases contaminantes... Podemos entender que el coche es necesario para muchas personas que trabajan con él, o que es necesario para nuestro uso en determinadas circunstancias. ¡Pero es necesario para ir al trabajo, pudiendo ir en transporte público, que es mucho más barato! Simplemente, no. En ciudades como Barcelona y Madrid, la contaminación atmosférica está producida en un 90% por el tráfico rodado. Esta polución produce anualmente, la suciedad y el deterioro arquitectónico de todos los edificios de la ciudad. Y si daña el hormigón y la piedra, qué estará haciendo a nuestra salud: Enfermedades cardiorrespiratorias (bronquiolitis), pulmonares (cáncer), envejecimiento prematuro, virales (fiebre amarilla), lluvia ácida...

En la fotografía, vemos una calle muy transitada de Madrid.




A pesar de los estudios e informes que se han realizado a nivel nacional, sobre el atropello de fauna y de especies amenazadas y protegidas por la ley, sólo se ha tomado conciencia en puntos locales de nuestro territorio. Donde mueren linces por el atropello de los coches, y donde mueren los conductores cuando atropellan a los ciervos y jabalíes. Estamos ante un problema muy complicado, en el que hay que estudiar mucho, pero en el que seguramente se puede hacer mucho más de lo que se está haciendo...

En la fotografía, vemos el estado en el que ha quedado un búho real atropellado durante la noche, en una carretera local de San Sebastián de los Reyes. Madrid.




Muchas veces, estos atropellos se producen intencionadamente, en carreteras locales, caminos asfaltados y caminos de tierra. Son vías por las que se circula despacio, con poco tráfico, donde se pueden evitar sin ningún problema los atropellos, incluso parando el vehículo, para no acabar con la vida del individuo o dejarle mutilado.

En la fotografía, vemos una culebra de escalera adulta fase parda, atropellada en un camino asfaltado por el que apenas pasan coches. Madrid.




El siglo XX nos ha dejado con una serie de enfermedades introducidas por el hombre, que siguen causando la muerte y muchísimos problemas en los montes ibéricos. Me refiero a las enfermedades que se han inoculado al conejo de monte: la mixomatosis y la neumonía hemorrágico vírica, que en determinadas épocas del año, y según venga este, mata has el 90% de los conejos de las zonas.

Estas catástrofes dejan sin alimento a todos los carnívoros de la zona, y para sobrevivir, hasta que se vuelva a recuperar el conejo, tienen que buscar, si las hay, otras presas. En el camino, durante años, se pierden nidos, camadas, muchas parejas no crían, y muchos pollos o cachorros no llegan a terminar su crianza. El lince ibérico y el águila imperial ibérica, en vez de sacar adelante cuatro cachorros o cuatro pollos, si crían esos años, sacarán adelante uno o dos. A pesar de todo esto, la neumonía hemorrágico vírica se sigue propagando en los montes, donde los conejos se han recuperado bastante bien, o en las zonas donde se han hecho muy numerosos.

En la fotografía, vemos a un conejo de monte adulto que ha muerto por la neumonía hemorrágico vírica, localizado en un monte mediterráneo de Madrid.




Hace unos 15.000 años antes de Cristo, los hombres y mujeres que habitaron La Península Ibérica, dejaron sus huellas culturales y sus mensajes en muchas cuevas y abrigos. También nos dejaron un patrimonio medioambiental muy rico, en el que no faltaba de nada.

2000 años después, con mucho menos pelo, supuestamente más guapos y más inteligentes, más técnicos... El panorama medioambiental de la tierra y el comportamiento de muchos seres humanos ha cambiado. Deja mucho que desear.





Esto que vemos en la fotografía, para muchas personas es una piedra. Para el hombre que la talló, hace unos 100.000 años antes de Cristo, era una herramienta que le servía para vivir en la selva mediterránea ibérica. Gracias a herramientas como esta, el hombre y la mujer de aquella época, podían quitar la piel a los animales que cazaban, podían cortarles en trozos más pequeños para consumirlos. Con herramientas como esta, los hombres y las mujeres se vistieron, se alimentaron, hicieron más herramientas, vivieron y nos pasaron su legado. Pensarlo un poco... Porque aquí es donde empieza la base de la educación ambiental...